Como ya te contamos en otro artículo, la fatiga es uno de los síntomas que puedes experimentar si vives con mielofibrosis.
Convivir con esta patología puede resultar complicado, y lidiar con el cansancio quizás sea la parte más difícil en el día a día. Por eso, hoy vamos a darte algunos consejos que te pueden ayudar a manejar la fatiga para que te afecte lo menos posible. ¡Empezamos!
Si te falta energía… ¡Gestiona la que tengas!
Conocer cómo es tu fatiga hará que puedas organizarte para que no te afecte tanto. Para ello, tea ayudarán los siguientes pasos:
- Analiza a fondo cómo evoluciona el cansancio a lo largo del día.
Fíjate si hay algún momento en el que es más pronunciado o si, por el contrario, te sientes con más energía.
- Una vez sepas cómo es tu evolución, intenta realizar las tareas que más te cansen en el periodo en el que te sientas con más energía.
- Contar con una agenda te ayudará a organizar tu rutina, así que no dudes en planificar tus días con ella.
Es normal que no llegues a todo. Por eso, delega. El cansancio puede obligarte a dejar tareas que tenías previstas. No te frustres, intenta reprogramarlas y tómate el descanso que necesites.
Si no puedes posponerlas, delega en otra persona para que las haga en tu lugar, no debes tener miedo ni vergüenza en pedirle a alguien que te eche una mano en cualquier momento.
¡Desarrolla la resiliencia! Esta es la capacidad que tenemos las personas para afrontar situaciones difíciles, aprender de ellas y sobreponerse. En otro artículo ya te contamos 10 claves para desarrollar esta habilidad.
Cuida tu alimentación. Mantener una dieta saludable es importante para una buena salud en general. En este artículo encontrarás más información al respecto.
Siguiendo estos consejos te resultará más fácil lidiar con la fatiga producida por la mielofibrosis.