Como ya te hemos explicado en artículos anteriores, la sobrecarga férrica (SF) es una patología que se produce cuando, por distintas razones, el cuerpo supera la capacidad de almacenar hierro de forma segura y éste empieza a acumularse en órganos como el hígado, las glándulas endocrinas y el corazón.
El hierro es un elemento esencial para el correcto funcionamiento de tu cuerpo, ya que contribuye a realizar funciones básicas como, por ejemplo, transportar oxígeno a las células, proporcionar energía y mantener un sistema inmunológico eficaz.
De forma natural, el cuerpo puede absorberlo de los alimentos que ingerimos, transportarlo a todo el cuerpo, reciclarlo y almacenarlo, pero no existe ningún sistema que permita eliminar el hierro sobrante.
Si el cuerpo supera la capacidad de almacenar hierro de forma segura, éste empezará a acumularse en órganos pudiendo convertirse en un agente tóxico y generando daño orgánico.
Por eso, es muy importante controlar el nivel de las reservas de hierro de tu organismo (por ejemplo, midiendo la ferritina mediante un análisis de sangre), para saber si estas se encuentran en los niveles óptimos.
En el caso de que la cantidad de hierro almacenado sea baja, hablamos de deficiencia de hierro que puede desembocar en anemia. Si, por el contrario, los depósitos de hierro están llenos (saturados), es posible desarrollar sobrecarga férrica. En ambos casos, se debe valorar por un médico y tratar para asegurar la prevención de posibles riesgos relacionados con la falta o el exceso de hierro en el organismo.
En el caso de la sobrecarga férrica, el diagnóstico se puede realizar mediante diferentes técnicas:
Análisis de sangre
Es una técnica fácil de realizar, económica y la mayormente utilizada como valoración inicial. Con un análisis de sangre, los profesionales de la salud pueden conocer el nivel de ferritina y tener una idea del estado de los depósitos de hierro. Sin embargo, para extraer conclusiones, es necesario considerar los resultados en distintos periodos de tiempo. Por tanto, es posible que tu médico solicite hacer análisis en diferentes momentos para confirmar un diagnóstico definitivo.
Resonancia magnética del hígado (hepática) o el corazón (cardiaca)
Se usa para medir los depósitos de hierro en estos órganos El uso de esta técnica está cada vez más extendido, ya que aporta mucha más información sobre los niveles de hierro reales en los órganos.
Biopsia del hígado (hepática)
A través de una biopsia hepática, se puede conocer directamente la concentración de hierro en el hígado, que es el dato más específico y relevante sobre el nivel de hierro corporal total. Actualmente, este procedimiento está en desuso debido a que es un método invasivo no exento de riesgo.
Lo más probable es que, para un correcto diagnóstico de la sobrecarga férrica, los médicos opten por utilizar algunos de éstos métodos de manera combinada con el objetivo de obtener así la máxima información y poder elaborar una estrategia terapéutica precisa e individualizada para tu caso en concreto.
¡Sigue atento porque compartiremos más información sobre esta y otras patologías hematológicas y cómo manejarlas!