Afortunadamente, el cáncer de mama es uno de los pocos cánceres en los que cabe la posibilidad de ser diagnosticado antes de que aparezca ningún síntoma. Por ello, las probabilidades de curación de un cáncer de mama son mayores en su etapa inicial. En este sentido, la prevención y el diagnóstico precoz de la enfermedad serán muy importantes para el abordaje de la misma.
El método más usual y eficaz para la detección del cáncer de mama es la realización de una prueba llamada mamografía, que consiste en una radiografía especial de las mamas para detectar lesiones en los estadios iniciales de la enfermedad. Se trata de una prueba sencilla y no dolorosa, en la que si el médico detecta algo inusual o sospechoso, solicitará más pruebas para saber si se trata de una lesión benigna o maligna. Por último, si el médico lo considera necesario, se realiza una biopsia2, que consiste en tomar una muestra de las células del seno a través de una pequeña incisión, con el objetivo de poder analizarlas.
Otro método de detección de este tipo de cáncer es la autoexploración, es decir, la exploración de las mamas uno mismo. Sin embargo, la autoexploración tiene una baja fiabilidad si no se tienen conocimientos médicos. Por tanto, es importante que no te alarmes si observas anomalías al autoexplorarte porque será tú médico, solicitando pruebas adicionales, quien pueda determinar si se trata de un cáncer de mama o no. La autoexploración es una buena manera de detectar posibles cambios en las mamas que pueden ayudar al diagnóstico temprano de la enfermedad. Así pues, siempre se recomienda la visita al médico para un control clínico de calidad y la realización de pruebas adicionales que el especialista considere.
Se considera que un 90% de los tumores3 son detectados mediante la mamografía, mientras que menos del 50% de los casos3 se localizan mediante el examen físico. En todo caso, lo importante es que si tienes cualquier duda sobre la salud de tus mamas, no dudes en contactar con tu médico, él te dará las respuestas que buscas.