Cuando se diagnostica un cáncer o una leucemia, suele hacerse de la mano de la etapa en la que se encuentra. Al concretar la etapa o fase del cáncer, el personal sanitario puede tomar decisiones sobre tratamiento más fácilmente y, así, poder dar un mejor pronóstico a la persona.
En el caso de la leucemia mieloide crónica (LMC), esto no funciona exactamente de la misma forma. Al ser un cáncer que se encuentra en la médula ósea, el pronóstico de la enfermedad dependerá no solo de la fase de la patología sino también de otros factores como su edad, la inflamación del bazo y la cantidad de blastos en la sangre, entre otros.
Fases de la LMC
Fase crónica
La leucemia mieloide crónica recibe su nombre porque la gran mayoría de los pacientes son diagnosticados en esta etapa, la llamada fase crónica. En esta fase, la cantidad de blastos o células inmaduras generadas por la médula ósea es inferior al 10%.
Con el paso de los años, esta enfermedad evoluciona a una fase más agresiva, la etapa acelerada. Sin embargo, la mayoría de tratamientos serán eficaces en esta fase y te permitirán llevar tu vida con relativa normalidad, además de retrasar e incluso eliminar gradualmente el número de células cancerígenas de tu organismo.
Fase acelerada
Esta fase puede presentarse de forma más suave o más fuerte, dependiendo de cada caso en particular, a través de la aparición de algunos síntomas como fiebre, cansancio, dolor, sudores y malestar en general, además de un exceso de glóbulos blancos y un agrandamiento del bazo.
Cabe destacar que, en esta etapa, la LMC ya no responde bien a la mayoría de tratamientos y tiene un peor pronóstico, debido a un incremento en las cifras inmaduras por encima del 10% y de los basófilos por encima del 20%, seguido de la disminución de plaquetas y otras nuevas alteraciones cromosómicas.
Fase blástica
La fase blástica de la leucemia mieloide crónica se da cuando el número de blastos en la médula ósea o en la sangre es superior al 20% y se observa una propagación de estas células blásticas por otros tejidos y órganos.
Esta etapa suele carecer de respuesta a los tratamientos, incluso a los utilizados con más éxito en la LMC y, en el caso de dar alguna respuesta, suele ser de muy corta duración.
A pesar de todo, la leucemia mieloide crónica suele ser diagnosticada en su primera fase, por lo que el pronóstico y la efectividad del tratamiento suelen ser positivos. En cualquier caso, recomendamos que agendes visitas periódicas con tu médico de confianza con lo que conseguiréis anteponeros no solo a la LMC sino a cualquier otra patología posible.